Almería en moto era una ruta que tarde o temprano queríamos hacer. La mayoría de vosotros sabéis lo que suponen las obligaciones rutinarias: el trabajo, los niños, la casa, la familia… en general disponemos siempre de poco tiempo para poder hacer una escapada de verdad en la que poder disfrutar del aire libre y de la moto, conocer otros lugares… descansar.
Los que disponemos de poco tiempo para viajar siempre podemos acabar apañando una escapada de fin de semana para salir a rodar con buenos amigos, así que nosotros elegimos el mes de diciembre para juntarnos con varios amigos y con mi veterana Tiger en Alicante. Desde allí partimos hacia Almería en moto, donde descubrimos mucho más de lo que muchas veces es común comentar con los amigos: “En Almería no hay más que desierto” o “Allí rodaba las películas Clint Eastwood”.
Salimos desde Alicante y cogemos la autovía hasta Lorca. Como anochece pronto, preferimos tomar este camino al principio para llegar antes, y disfrutar mejor así de las carreteras desconocidas que encontraremos después. En poco más de una hora abandonamos la aburrida autovía y nos adentramos en dirección a La Parroquia por la vereda norte de las sierras de María y Vélez, pasando por Orce hasta Cúllar donde, tras un pequeño tramo de autovía, nos dirigimos en dirección a Baza.
Habiendo disfrutado ya del camino en muchos tramos, llegamos a la carretera que pasa todo el Parque Natural de la Sierra de Baza, una maravilla de la naturaleza que es atravesada por una carretera estrecha. Mal asfalto, te obliga a ir lento. Parece que el propio terreno nos está diciendo que es hora de reducir la velocidad y admirar el paisaje. Pinadas, cortados, ciervos o jabalíes que aparecen a veces por los costados… estamos metidos en mitad de la naturaleza. Un recuerdo imborrable nos ha quedado de aquel camino.
Después bajamos hacia Escullar, cogemos autovía durante unos minutos, y llegamos después a la carretera AL-872. Allí atravesamos un conjunto de bosques preciosos hasta llegar al Calar Alto, que es una parada obligatoria donde poder disfrutar de las vistas. Es un complejo de observatorios astronómicos situados a casi 2.200 metros de altura. Os podéis hacer una idea de lo recóndito del lugar. Maravilloso.
Rematamos el día partiendo en dirección Olula de Castro, y de allí a Velefique por el puerto de “Stelvio de Almería”. Se trata de un puerto de montaña espectacular donde disfrutar de la rodada. Cenamos y dormimos en Bacarés, Hotel Las Fuentes. Nos trataron de manera inmejorable por un buen precio, sabiendo lo privilegiados que somos en ese momento. Un cielo limpio y un manto de estrellas nocturno arranca de cuajo todos los prejuicios.
Una vez descansados, afrontamos el segundo día -el de regreso a casa- por carreteras menos montañosas. Esa es la otra faceta del interior almeriense.
Pasamos por Tíjola, Olula Del Río, Cúllar, Galera y Puebla De Don Fadrique. Una vez allí ponemos dirección a El Collado De La Sagra, donde el camino nos depara una subida hasta los más de 2.000 metros de altitud (carretera normalmente nevada en invierno). Otra opción (también recomendable) es ir hasta Santiago De La Espada, una de las puertas para entrar en La Sierra De Cazorla. Nosotros, sin embargo, preferimos dirigirnos a Yeste por una estrecha carretera junto al río. En ese trayecto pasamos por unos cuantos puntos turísticos de interés. ¡Consúltalos antes de ir!
Tras una vuelta por Elche De La Sierra, Hellín y Pinoso, llegamos a Alicante. Nos sentimos cansados pero con ganas de mucho más. Si las motos y la carretera nos vuelven locos, el poder compartirlo con tan buena gente no tener precio. ¿El recuerdo que nos queda? Un nuevo descubrimiento en nuestro pequeño país lleno de contrastes.
¿Sólo desierto? No. Almería en moto es mucho… pero mucho más.